En la historia de Curanipe hay camino hecho en la construcción de botes: los faluchos, (Curanipe siendo Puerto, foto 5) y posteriormente las chatas (llamadas así porque no tienen quilla), que son las que se usan para ir a calar las redes o para paseos en el río.
Cuenta mi primo Juanga que “don Pancho Ayala también construía pero que no era tan fina la terminación como la de don Hugo (Foto 6). Ahora los constructores en Curanipe eran desde el tío Nemesio (mi abuelo), los Villaseñor, que construían las lanchas Maulinas que iban al Perú, así como don Juan y don Hugo que hacen botes. Para el lado del puente Parrón había otro caballero del que no recuerdo el nombre. Estaba Jesús, don Valentín, y otros constructores de botes. Eran bonitos tiempos y me acuerdo que se juntaban las monedas de cobre y bronce para usarlas como golillas en sus remaches.”
Aprendí a remar en estos botes, en los botes de Don Juan, (foto 7); todos se los llevó el maremoto. La primera vez fui con una prima , y nos subimos no más sin saber remar y muertas de la risa, pero no pudimos volver, ya que remar contra la corriente nos fue imposible con el fuerte viento que hay allá. Nos tuvieron que ir a buscar.
Estos botes, tenían su embarcadero a los pies de mi casa, antes, cuando no existía la calle de la costanera (foto 8).
Siendo todos adolescentes, mis primos hicieron un bote a remos. La mayor diversión era meterse al mar, anclar y tirarnos al agua para bañarnos, también nos entreteníamos poniendo el bote de frente a las olas, así se levantaba más, pero era complicado salir, varias veces nos dimos vuelta… Finalmente los papás nos prohibieron esta diversión.
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