He vivido (varios, muchos) episodios, aquí mismo, frente a la roca de la Gaviota (foto 4).
Como decía aprendí a nadar desde muy chica… nada mejor que bañarse en el mar, después de zambullirse y cruzar la parte donde ya no tocabas fondo y quedarte quieta con las olas meciéndote... Era tanto lo que me bañaba, que siempre salía con los labios morados por lo fría que es el agua.
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